Y resbalar por tus brazos como un día aprendí.
Y besar labios ya conocidos y por conocer, porque con cada año te volviste más dulce y amargo.
Y mirar tus ojos profundos y perderme en ellos como en el verano de 1995.
Un amor pretérito que retumba en mi mente y uno presente en medio de mi corazón casi moribundo.
lunes, 28 de julio de 2008
Ayer y Hoy
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