23.32

Te confieso que en las noches de mi invierno eterno solía recordar tus ojos en los míos.
No me pidas que te olvide.

El vino de los amantes

¡Hoy el espacio es fabuloso!
Sin freno, espuelas o brida,
Partamos a lomos del vino
¡A un cielo divino y mágico!

Cual dos torturados ángeles
Por calentura implacable,
En el cristal matutino
Sigamos el espejismo.

Meciéndonos sobre el ala
De la inteligente tromba
En un delirio común,

Hermana, que nadas próxima,
Huiremos sin descanso
Al paraíso de mis sueños


[ Charles Baudelaire ]

22:35

La gente acostumbra a mentir para no dañar a los demás, o al menos esa es la excusa que a menudo se utiliza.
Un par de palabras sinceras duelen menos que un siglo de mentira.

Era incierta en su mirar de cascada y sus risas de arrebol,
incierta en sus llantos y en sus delirios de atardeceres.
Me perdía yo en su cintura,
en sus muslos argentados, siempre inciertos
siempre incierta, lejana, perdida...
En sus manos de amapola guardaba lunas,
que había robado cada noche para el deleite de mis ojos.
Era una constelación meditabunda,
armoniosa en sus pliegues, insípida en sus movimientos.
Me besaba despacito,
y se alejaba, se alejaba con mi alma entre los dedos.
Ella se extraviaba entre las sábanas...
llevaba dos estrellas en las sienes.