domingo, 20 de enero de 2013

Todavía - Mario Benedetti


No lo creo todavía 
estás llegando a mi lado 
y la noche es un puñado 
de estrellas y de alegría 

palpo gusto escucho y veo 
tu rostro tu paso largo 
tus manos y sin embargo 
todavía no lo creo 

tu regreso tiene tanto 
que ver contigo y conmigo 
que por cábala lo digo 
y por las dudas lo canto 

nadie nunca te reemplaza 
y las cosas más triviales 
se vuelven fundamentales 
porque estás llegando a casa 

sin embargo todavía 
dudo de esta buena suerte 
porque el cielo de tenerte 
me parece fantasía 

pero venís y es seguro 
y venís con tu mirada 
y por eso tu llegada 
hace mágico el futuro 

y aunque no siempre he entendido 
mis culpas y mis fracasos 
en cambio sé que en tus brazos 
el mundo tiene sentido 

y si beso la osadía 
y el misterio de tus labios 
no habrá dudas ni resabios 
te querré más 
                          todavía.  


jueves, 10 de enero de 2013

Veintiuno

"Entre la Maga y yo crece un cañaveral de palabras, apenas nos separan unas horas y unas cuadras y ya mi pena se llama pena, mi amor se llama mi amor... Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros. Todo esto se lo voy diciendo a Crevel pero es con la Maga que hablo, ahora que estamos tan lejos. Y no le hablo con las palabras que sólo han servido para no entendernos, ahora que ya es tarde empiezo a elegir otras, las de ella, las envueltas en eso que ella comprende y que no tiene nombre, auras y tensiones que crispan el aire entre dos cuerpos y llenan de polvo de oro una habitación o un verso. ¿Pero no hemos vivido así todo el tiempo, lacerándonos dulcemente? No, no hemos vivido así, ella hubiera querido pero una vez más yo volví a sentar el falso orden que disimula el caos, a fingir que me entregaba a una vida profunda de la que sólo tocaba el agua terrible con la punta de pie. Hay ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina está nadando en el aire, girando alucinada en torno al campanario, dejándose caer para levantarse mejor con el impuso. Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los encuentro, los miro desde el puente, ella los nada. Y no lo sabe, igualita a la golondrina. No necesita saber como yo, puede vivir en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga. Ese desorden que es un orden misterioso, esa bohemia del cuerpo y el alma que le abre de par en par las verdaderas puertas. Su vida no es desorden más que para mí, enterrado en perjuicios que desprecio y respeto al mismo tiempo. Yo, condenado a ser absuelto irremediablemente por la Maga que me juzga sin saberlo. Ah, déjame entrar, déjame ver algún día como ven tus ojos".

Rayuela, Julio Cortázar.

miércoles, 9 de enero de 2013

Regreso

Cuando me siento y comienzo a pensar en la sucesión de hechos acontecidos en el último tiempo, no puedo dejar de extrañarme, y no sé si llamarlos coincidencia o simplemente el destino inexorable se encausó nuevamente para seguir su rumbo.
Que esté escribiendo ahora no es casual. Lo había dejado de hacer hace meses sin ninguna esperanza de retomarlo, sin embargo, ese sueño y las palabras que vinieron, los recuerdos de antaño y los que estamos construyendo ahora, la certidumbre y la incertidumbre que se escapa de mis manos cuando de ti se trata, me llaman a hacerlo, como si una fuerza dentro de mí surgiera de pronto con todas las letras que tenía atoradas.

Yo me asusto fácil y escapo rápido porque el miedo me corroe y no puedo controlarlo.
Yo construyo aeroplanos pensando en que van a precipitarse desde las alturas.
Yo te miro con ojos de amor y el miedo se va, pero se oculta a la vuelta de la esquina.
Yo me muevo sigilosamente, adelantándome a las jugadas pero quisiera querer con las mariposas que siempre han aguardado el momento preciso para volar.

Intentar y Arriesgar. Dejar de pensar en lo que vendrá porque ya habrá tiempo para eso.