lunes, 12 de abril de 2010

Por una vez

Creo que justo ahora, debería hacer lo que siempre hago: salir corriendo. Es que por más que intento pensar las cosas racionalmente, de alguna manera u otra todo termina trastocado.
Suelo imponerme a mí misma ciertas restricciones que me ayudan a mantener los pies en la tierra, y al mismo tiempo contribuyen a mi autodefensa. ¿Defenderme de qué? de lo que poco a poco comienzo a sentir por él.
Sería perfecto que todos esos preceptos autoimpuestos funcionaran efectivamente, pero basta con verte para que todo se vaya a la mierda. Porque cuando te veo ya no tengo miedo de ser yo, y se me olvida todo lo que había planeado.
En estas circunstancias yo debería salir corriendo, sin embargo, aunque no tenga idea de lo que pasa por tu cabeza o de si hay algo de sentimiento correspondido, no quiero escaparme.
Quizás sea el momento exacto para dejar de cuestionarme y vivir y sentir lo que el destino tenga deparado para mí.