jueves, 18 de junio de 2009


2.18 y ese árbol que se bambolea... que se bambolea y que me mira lánguido. De un momento a otro su cuerpo melancólico caerá como exiliado en otro paraje, lejos de mí y lejos del mundo.
Tiene miedo y yo también lo tengo. Ninguno de los dos quiere desarraigarse, sin embargo, para ambos será por la fuerza: el sufrirá a causa del viento, y yo a causa de mis propias limitaciones racionales.